En los últimos años hemos ido tomando más conciencia que el planeta está gimiendo y que por ello es necesario perseverar el medio ambiente, adoptando ciertas conductas o rutinas como reducir, reutilizar y reciclar.
En nuestros hogares ya tenemos interiorizado practicar un consumo responsable de agua y energía, separar los residuos o utilizar productos más respetuosos con el medio natural. Todo ello ya emana de nosotros desde la espontaneidad.
Curiosamente, en más de un país he podido observar cómo conviven, en supermercados y mercados, con la venta de productos a granel.
La palabra granel proviene del catalán granell, que deriva del latín granarium, lugar donde se almacenan los cereales o granos que se han cosechado. Con está practica el consumidor compra sin envases, pudiendo llevar el suyo propio y eligiendo la cantidad que realmente necesita.
Entre la variedad de productos expuestos a granel en algunos establecimientos de alimentos esta la pasta, harinas, snacks, especies, semillas, legumbres, frutos secos, hierbas aromáticas, cereales o frutas.
Las ventajas de la compra a granel son múltiples, desde beneficios medioambientales al prescindir del plástico hasta ahorrar, ya que como indicaba compras lo que vas a consumir y el precio a peso suele ser menor.
Estamos muy habituados a ver a granel la fruta, la carne o el pescado. Pero, así como en otros continentes está muy extendida la práctica del granel, en una gran variedad de productos, pudiendo acceder a estos en los propios supermercados o tiendas de barrio, deberíamos ir todos en esa dirección. La dirección de vivir sin plásticos en la industria alimentaria.